«[...] el malagueny aclimatat aviat a Barcelona, com el seu remot parent Picasso, que s'anomenava Diego Ruiz, home de gran cultura però totalment desaprensiu, que per alguna cosa Unamuno el qualificà com "un alma de envidia en un cuerpo de mugre", i caricaturitzat d'una manera diàfana per l'escriptor Prudenci Bertrana, que havia estat amic seu uns anys, en el llibre Jo! Memòries d'un metge filòsof!»
Este párrafo de Quim Borralleras i els seus amics, de Enric Jardí, recoge los calificativos que Miguel de Unamuno le dedicó a Diego Ruiz.
Con anterioridad, Diego Ruiz se había referido al pensador vasco como «unamunculus».
«No us deixeu dormir per les veus de pau falsa qui venen d'enllà dels homunculus et unamunculus que venen d'aquest immens cementiri de les voluntats i dels caràcters. [...] una predicació pedant, filisteica, de l'últim fuster de Nubiana, de l'últim representant d'aquesta raça impotent i degenerada [...].»
La antipatía era mutua, como se puede advertir.
Enric Jardí, Quim Borralleras i els seus amics, Barcelona, 1979.
Diego Ruiz, «De la dictadura espiritual de Catalunya», El Poble Català, 14 de octubre de 1906.
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Esta frase de Miguel de Unamuno [«un alma de envidia en un cuerpo de mugre»] dedicada a Diego Ruiz la he leído en diversos textos posteriores al de Enric Jardí, a veces con ligeras diferencias, pero en ninguno de ellos se da una referencia sobre dónde la pronunció o la publicó (Mario Verdaguer menciona en su Medio siglo de vida íntima barcelonesa (1957) que Unanumo «definió a Diego Ruiz de un modo agresivo» en Los Lunes de El Imparcial, pero sin citar ninguna frase en concreto».
Tengo pocas dudas sobre su veracidad —dada la obsesión de Unamuno con la envidia como vicio específico de los españoles y dado que la descripción coincide con dos rasgos característicos de Diego Ruiz, que otros autores también mencionaron— pero me gustaría haber localizado la fuente en que se documentó Enric Jardí. Quizá le llegó por vía oral a través de su padre que era uno de los integrantes de la tertulia animada por Joaquim Borralleras en el Ateneu Barcelonés.
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Enric Jardí, en este librito, cae en el error frecuente de emparentar a Diego Ruiz con Pablo Ruiz Picasso, pero mucho más grave es su errónea apreciación de la personalidad del médico filósofo cuando en otro párrafo se refiere a él como «aquell tipus extravagant però d'innegable talent que vegetà uns quants anys en la vida literària de Barcelona».
¿Vegetar Diego Ruiz? ¡Si precisamente desarrolló siempre, a la largo de toda su vida, una actividad incesante!
En fin, pocos años más tarde, sin duda mucho mejor informado, Enric Jardí publicaría la primera biografía de Diego Ruiz —la primera de entidad notable — como una de las cuatro que formaban parte de su Quatre escriptors marginats.
Enric Jardí, Quatre escriptors marginats: Jaume Brossa, Diego Ruiz, Ernest Vendrell i Cristòfor de Domènech, Barcelona, 1985.
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En al menos una ocasión, Miguel de Unamuno y Diego Ruiz coincidieron de manera pacífica. Ambos participaron en el libro La filosofía del hombre que trabaja y que juega de Eugenio d'Ors, un libro que este hizo confeccionar para su mayor gloria y para su proyección como intelectual orgánico, categoría que ejerció primero en la Lliga Catalanista y posteriormente en el Movimiento Nacional.
Desde luego, Eugenio d'Ors, a diferencia de Diego Ruiz, poseía una habilidad para las relaciones públicas y la promoción de su personaje bien afinada y efectiva.
Eugenio d'Ors, La filosofía del hombre que trabaja y que juega: antología
filosófica de Eugenio d'Ors (por R. Rucabado y J. Farrán, con una introducción de Manuel
G. Morente y seguida de estudios de «X.» [Federico Clascar?], Diego Ruiz, J.
Farran y Mayoral, R. Rucabado y Miguel de Unamuno), Barcelona, 1914.
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