En 1908, dos años después de la aparición de La nacionalitat catalana, de Enric Prat de la Riba, y del comienzo del Glosari de Eugeni Ors, Diego Ruiz publicó el ensayo Del poeta civil i el cavaller (1908) en el número 76 de la colección «Biblioteca Popular de l'Avenç». Ruiz promovió un nuevo modelo de poeta, el caballero, que fue en parte una reacción al intelectual novecentista postulado por Ors. Esta concepción del poeta fue incluida dentro del proyecto filosófico del autor (la Clavis Metódica) que desarrolló en las obras Teoría del acto entusiasta, Genealogía de los símbolos y Llull, maestro de definiciones, publicadas entre 1905 y 1906.
En Del poeta civil i el cavaller, Ruiz, que simpatizaba con el movimiento de la Solidaridad Catalana y había colaborado en El Poble Català desde 1906, expuso el programa de lo que llamó una «Dictadura espiritual de Catalunya», que debía ser conducido por lo que él llamaba el «poeta civil», el intérprete del espíritu colectivo. A través de esta figura neomedieval, el filósofo ofrece una relectura de estilo reformista de los lemas de los Juegos Florales: patria, fides, amor.
¿Qué relación tuvo la
teorización caballeresca de Ruiz con el catalanismo político? ¿Cómo puede entenderse
esta lectura medievalizante en el marco político de principios del siglo XX?
¿Qué vínculos se pueden establecer entre la teoría de Ruiz y las aportaciones
de Prat de la Riba, Eugeni d'Ors y Gabriel Alomar? El objetivo de este artículo
es responder a estas preguntas analizando el papel de la iconografía medieval en
la teorización catalana que tuvo lugar entre 1906 y 1908. Las principales
fuentes de información son básicamente los periódicos. Entre ellos se
encuentran los artículos publicados por Ors en La Veu de Catalunya en
1906 y 1907, los artículos de Alomar y de Ruiz en El Poble Català de la misma
época y el libro de Prat de la Riba. Para contextualizar mi planteamiento, también
consideramos, como documentación secundaria, algunas muestras de la prosa
modernista y del ascendiente de Maragall en la obra de Ruiz. Todo ello ayuda a comprender la evolución que tuvo
lugar en el catalanismo a principios del siglo XX en la medida en que supone
una revisión de la mitología y el simbolismo nacional (clave para entender la constitución de discursos de identidad) creada en el siglo XIX.
